Leyendo el documento conclusivo de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, celebrada en Aparecida, Brasil en el año 2007, se cita en el numeral 286 que. “… son muchos los creyentes que no participan en la Eucaristía Dominical, ni reciben los sacramentos con regularidad, ni se insertan activamente en la comunidad eclesial… tienen una identidad cristiana débil y vulnerable…”
Es a estos creyentes a los que pretendemos atraer, poco a poco y despertar su interés con temas que influyan positivamente en su fe, para mejorarles y fortalecerles esa identidad cristiana, mencionada por los Obispos.
Estas líneas anteriores, las escribía como presentación de mi proyecto de crear el Ministerio Católico Reza y ten fe, ante el Cura de mi Parroquia y me sirven ahora como introducción para esta primera publicación de este blog.
¿Por qué debemos educar para Cristo?
Principalmente, porque de acuerdo con lo expresado por el Papa Francisco en marzo del 2014 y que también había sido expresado de manera similar por el Papa Benedicto XVI en la cita de Aparecida, refiriéndose al laico, decían, “…incorporado a la Iglesia, miembro del Pueblo de Dios, es inseparablemente discípulo y misionero…”
Adicionalmente, el Catecismo de la Iglesia Católica nos exhorta a que debemos de anunciar la Buena Nueva de Cristo por todo el mundo, por lo tanto no nos queda otro camino que tratar de colaborar con la Iglesia en esta tarea.
Porque ser discípulo significa: ser seguidor de Cristo, aprender sus enseñanzas, escuchar su mensaje, seguir sus consejos y ser fieles hasta el final.
Y ser misioneros significa que se nos ha encomendado una misión, hemos sido enviados con la intención de dar a conocer esas enseñanzas, a compartir ese mensaje que hemos llegado a aprender de Cristo mismo.
¿Cómo podemos educar para Cristo?
Cuando los niños inician su preparación espiritual por medio de la catequesis, siempre se nos ha hecho notar que los padres somos y debemos seguir siendo los primeros catequistas de nuestros hijos, pero muchos de ellos llegan a saber de Cristo y su sacrificio hasta que tienen 5 o 6 años de edad.
Hasta ese punto les hemos enseñado muchas de las cosas cotidianas, pero nada o casi nada de Dios, ¿por qué? – Porque en primer lugar creemos que eso no nos corresponde a nosotros y en segundo lugar por una razón aún más terrible: la mayoría de las veces nosotros no estamos lo suficientemente preparados para iniciar dicha misión.
Por lo tanto, este “Educar para Cristo”, solo lo podremos lograr cuando nos interesemos en leer, aprender, entender y comprender nuestra fe y a nuestra Iglesia.
Por lo tanto, quiero hacer mía la invitación del Papa Francisco, tomada de la Exhortación Apostólica EVANGELII GAUDIUM (Alegría del Evangelio) que nos dice: “…invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Cristo, o al menos dejarse encontrar por Él…”
Es a estos creyentes a los que pretendemos atraer, poco a poco y despertar su interés con temas que influyan positivamente en su fe, para mejorarles y fortalecerles esa identidad cristiana, mencionada por los Obispos.
Estas líneas anteriores, las escribía como presentación de mi proyecto de crear el Ministerio Católico Reza y ten fe, ante el Cura de mi Parroquia y me sirven ahora como introducción para esta primera publicación de este blog.
¿Por qué debemos educar para Cristo?
Principalmente, porque de acuerdo con lo expresado por el Papa Francisco en marzo del 2014 y que también había sido expresado de manera similar por el Papa Benedicto XVI en la cita de Aparecida, refiriéndose al laico, decían, “…incorporado a la Iglesia, miembro del Pueblo de Dios, es inseparablemente discípulo y misionero…”
Adicionalmente, el Catecismo de la Iglesia Católica nos exhorta a que debemos de anunciar la Buena Nueva de Cristo por todo el mundo, por lo tanto no nos queda otro camino que tratar de colaborar con la Iglesia en esta tarea.
Porque ser discípulo significa: ser seguidor de Cristo, aprender sus enseñanzas, escuchar su mensaje, seguir sus consejos y ser fieles hasta el final.
Y ser misioneros significa que se nos ha encomendado una misión, hemos sido enviados con la intención de dar a conocer esas enseñanzas, a compartir ese mensaje que hemos llegado a aprender de Cristo mismo.
¿Cómo podemos educar para Cristo?
Cuando los niños inician su preparación espiritual por medio de la catequesis, siempre se nos ha hecho notar que los padres somos y debemos seguir siendo los primeros catequistas de nuestros hijos, pero muchos de ellos llegan a saber de Cristo y su sacrificio hasta que tienen 5 o 6 años de edad.
Hasta ese punto les hemos enseñado muchas de las cosas cotidianas, pero nada o casi nada de Dios, ¿por qué? – Porque en primer lugar creemos que eso no nos corresponde a nosotros y en segundo lugar por una razón aún más terrible: la mayoría de las veces nosotros no estamos lo suficientemente preparados para iniciar dicha misión.
Por lo tanto, este “Educar para Cristo”, solo lo podremos lograr cuando nos interesemos en leer, aprender, entender y comprender nuestra fe y a nuestra Iglesia.
Por lo tanto, quiero hacer mía la invitación del Papa Francisco, tomada de la Exhortación Apostólica EVANGELII GAUDIUM (Alegría del Evangelio) que nos dice: “…invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Cristo, o al menos dejarse encontrar por Él…”