El otro gran acontecimiento que les mencioné en una publicación anterior, ocurrió el sábado 17 de octubre.
Ese día, tuve la dicha de participar, junto a mis hermanos Caballeros del Santo Sepulcro, de una manera directa y activa de la maravillosa experiencia que es una Hora Santa.
Realmente un privilegio inmerecido, pero que muchos de nosotros estábamos pidiendo, para poder proyectarnos de una manera diferente hacia la comunidad parroquial.
Gracias a Dios y al Padre Oldemar Ruiz Figueroa, nuestro Cura Párroco, se nos brindó esta oportunidad, la cual fue dedicada a la Santísima Trinidad, uno de los más grandes misterios de nuestra fe católica.
Un solo Dios, pero tres personas:
El Padre, creador del cielo y de la tierra
El Hijo, el cordero de Dios que se sacrificó por nosotros
El Espíritu Santo, el gran "desconocido", pero que es la fuerza de Cristo para quienes le siguen y enviado por Dios.
Una gran noche, pero muy corto el tiempo. Muy ricos las reflexiones, los cantos y las oraciones. Muy agradecidos con esa Trinidad Santa por ese momento de recogimiento espiritual, que a todos nos marcó de maneras diferentes y que a la vez nos llenó el alma de mucha paz.
Ojalá muchas más personas se "atrevan" a tener este tipo de experiencia, y los que ya hemos pasado por ella, queramos seguir repitiendo.
Ese día, tuve la dicha de participar, junto a mis hermanos Caballeros del Santo Sepulcro, de una manera directa y activa de la maravillosa experiencia que es una Hora Santa.
Realmente un privilegio inmerecido, pero que muchos de nosotros estábamos pidiendo, para poder proyectarnos de una manera diferente hacia la comunidad parroquial.
Gracias a Dios y al Padre Oldemar Ruiz Figueroa, nuestro Cura Párroco, se nos brindó esta oportunidad, la cual fue dedicada a la Santísima Trinidad, uno de los más grandes misterios de nuestra fe católica.
Un solo Dios, pero tres personas:
El Padre, creador del cielo y de la tierra
El Hijo, el cordero de Dios que se sacrificó por nosotros
El Espíritu Santo, el gran "desconocido", pero que es la fuerza de Cristo para quienes le siguen y enviado por Dios.
Una gran noche, pero muy corto el tiempo. Muy ricos las reflexiones, los cantos y las oraciones. Muy agradecidos con esa Trinidad Santa por ese momento de recogimiento espiritual, que a todos nos marcó de maneras diferentes y que a la vez nos llenó el alma de mucha paz.
Ojalá muchas más personas se "atrevan" a tener este tipo de experiencia, y los que ya hemos pasado por ella, queramos seguir repitiendo.